jueves, 29 de julio de 2010

caer en vertical.

HA pasado algún tiempo. El tiempo pasa y no deja nada. Lleva, arrastra muchas cosas consigo. El vacío, deja el vacío. Dejarse vaciar por el tiempo como se dejan vaciar los pequeños crustáceos y moluscos por el mar. El tiempo es como el mar. Nos va gastando hasta que somos transparentes. Nos da la transparencia para que el mundo pueda verse a través de nosotros o pueda oírse como oímos el sempiterno rumor del mar en al concavidad de una caracola. El mar, el tiempo, alrededores de lo que no podemos medir y nos contiene.


(Desde el otro costado)

LLORAR por lo perdido cuando no deja huella el pie en la arena que no sea borrada por la cierta sucesión de las aguas.


(c) José Ángel Valente, Fragmentos de un libro futuro.

Valente, mi nuevo poeta favorito. Fragmentos de un libro futuro, mi poemario favorito. El libro que leo en la piscina, tumbada al sol, en un bikini mojado. El libro que me encantaría que me regalasen (porque el que estoy leyendo es el de la biblioteca) pero el que me compraré yo primero (en cuanto vaya a Madriz de nuevo). El libro que me inspira a conservar la inocencia aunque me haga mayor. A descubrirme a mí misma. A actuar con el corazón para no arrepentirme. Aprender a leer poesía, a nadar, a equivocarse. Nunca es demasiado tarde. He nadado cuarenta largos. Sumergida, bajo el agua, todo resuena de lejos. Todo rebota, todo me envuelve. Bajo el agua estoy a salvo. Mis heridas me protegen como una película transparente. Cloro limpio, pálido, desinfectante. Leer a Valente bajo el sol fecunda ideas. Aprender a querer ser transparente, en lugar de irme enturbiando con la edad. A gastarme y ser gastada. A dejarme gastar por las olas del mar. No hay hastío. No es resignación. Los ojos transparentes siempre están llenos de esperanza. Ser serena, dulce, verdadera. Ser sincera. La vida es caer en vertical. Sin asideros. Sin paracaídas. En piel viva.

2 comentarios: