martes, 7 de diciembre de 2010

y no para de llover.

He dado el salto de mí al alba.
He dejado mi cuerpo junto a la luz
y he cantado la tristeza de lo que nace.


(Alejandra Pizarnik)


Nada debemos. Los dioses nos dieron este cuerpo que nosotros no pedimos y malgastamos. Los dioses nos entregaron la manzana, y ahora ya no hay religión. Porque el deseo nos ha secuestrado. Porque el deseo ha convertido nuestros cuerpos en un país extranjero, fronterizo y ajeno al mismo tiempo, invitados incómodo de una casa donde las paredes, a veces, se ciernen demasiado sobre nosotros. El deseo nos destruye: somos su sacrificio. Derriba todo lo conocido hasta ahora, arrastrándolo lejos, destruyéndolo, y nos deja en medio de la nada, desconcertados, teniendo que reconstruir todo otra vez. Entonces clamamos a los dioses. Entonces rezamos, arrepentidos, a sabiendas de que nada sirve. También el deseo se llevó los altares. También el deseo nos dio a nosotros el poder de crear, y el de la destrucción.

5 comentarios:

  1. el pájaro ese que tienes en la garganta pía estupendamente. da gusto leerte.

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  2. Estoy de acuerdo, es un placer leerte...
    y más con una cita de Pizarnik! <3

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  3. Creo que aún es posible sublevarnos
    contra la ley del deseo, de cualquier deseo.

    :)

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  4. Pizarnik siempre tiene una cita para cada estado de ánimo
    (por eso es mi poeta favorita :))

    Y no sé si aún es posible. Todas las leyes tienen sus excepciones, supongo ;).

    saludos,,

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