No hay palabra apropiada.
Lo propio–no pertenece.
Lo apropiado llora en una cárcel abierta.
No es apropiado. Que llore.
(Natalia Litvinova)
Ya no cae la nieve, ya no cae. Y yo aquí sin poder dormir, esperando la nieve, esperando lo que ya no cae. Porque sí hice ruido al llegar, pero no al marcharme para ir a visitar los pueblos. No anunciar que ya llegué, porque no hay a nadie. Es lo que hicieron todos los pueblos. Extenderse sin rastro alrededor. Como una impostora, miro adentro para ver qué falta. Antes buscaba un lugar donde quedarme. Un lugar donde llegar. Un destino. ¿Aún lo busco? Presiono mi mano sobre la piel a la altura de la boca del estómago. Ahora lo busco aquí. Para no fingir. Para no invernar de casa en casa. Estar. Llegar.
Yo también la espero.
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