domingo, 27 de enero de 2013

Poder morir a veces en alguna parte.


La sonrisa del camaleón es la carta de presentación de Isabel Tejada. Una carta entre confesional y mentirosa, un disfraz o una piel. La autora es capaz de metamorfosearse y encajar muchas voces, muchas vivencias, encuentros y desencuentros, haciéndonos creer no sólo que son suyos, sino que también son nuestros. Ese debate interno, mientras se transcriben unas palabras que no sabemos si son heredadas o si nos corresponden al pronunciarlas, si ni siquiera tenemos derecho a ellas: A veces yo también pienso que el azul / no siempre es poesía / o quizás sea eso exactamente, y con ese azul (el guante azul que Tejada lanza esperando que lo recojamos) se inicia un duelo: Si no eres capaz de beber de un vaso vacío / no vuelvas a decirme / que sabes cómo me siento. Un duelo donde los contrincantes se vuelven para darse las manos y pelear contra sí mismos: Quién ha sabido de sí y ha seguido a su lado / Quién ha conocido su dorso y no anheló destruirse / ser otra persona y viceversa (el otro yo también lucha): El suicidio es una frase hecha. La única regla de este combate es el lenguaje: íntimo, propio y con un cierto sentido de abandono. Un vocabulario feliz bien puede articular un poema triste, y, también desde la propia experiencia, las palabras más tristes pueden convertirse algún día en lo más feliz. No obstante, Isabel Tejada es una combatiente justa y nos propone un diccionario de términos: la locura / (...) invadirse / hacia dentro y una gramática para la construcción de poemas: y me dejo morir en cualquier orilla. Pero  Realidad es el nombre / que le hemos puesto a la promiscuidad de las cosas, es decir, ¿quién sabe? ¿Quién te enseñó a cambiar la piel de color? ¿Aprendiste tú? ¿Y cuánto dura esto? ¿Cuánto durará hasta que la realidad cambie de nombre de nuevo?

Una poética de supervivencia a la muerte a través del anhelo que de algún modo extraño me recuerda a la de Philip Roth en The Dying Animal, donde el camaleón no quiere morir y enseña su mejor sonrisa cuando se ha equivocado de color.

Las palabras más felices son las tristes.

Son la sonrisa auténtica del camaleón.

* Citas en cursiva pertenecientes a La sonrisa del camaleón de Isabel Tejada (Ayuntamiento de Málaga, 2012).

4 comentarios:

  1. camuflarse como estrategia
    .
    .
    .
    y decirse "seguimos jugando"


    :)

    ResponderEliminar
  2. Lo tengo en la mesilla esperándome :)

    ResponderEliminar
  3. "Las palabras más felices son las tristes. Son la sonrisa auténtica del camaleón.". Qué bonitas palabras, Emily, yo pienso en ello a menudo. ¡Ahora tengo ganas de leer esa obra!

    ResponderEliminar