domingo, 20 de enero de 2013

El trazo de la deriva.


Quieres decirme "Pan" y escribes "Hambre"
(Martha Asunción Alonso)

si digo agua ¿beberé? 
si digo pan ¿comeré?
(Alejandra Pizarnik)

Detener la primavera es, al mismo tiempo, poemario de iniciación y de experiencia. Un mapa de la memoria. Un mapa del desconocimiento: el yo poético ama y se exilia como si fuera la primera vez. El amor es un búnker. El exilio se convierte en un búnker. Y aquello que parecía tan atractivo desde los cielos cristalinos de Madrid, se vuelve frágil en el norte, donde se acepta Cualquier autobús vale, cualquier mano tendida. No obstante, desconocerse y conocerse también implica explorar nuestros límites, sorprenderse de uno mismo, y tener miedo de aquellas facetas que no sabíamos que nos habitaban: con miedo a estar volando / muy lejos sin saberlo, sin conocer tus alas, / la altitud del desmayo: la pasión. Un grito de vida. Un grito de hambre desconocida. Un hambre de Ícaro a punto de tocar el sol y aún piensa que no llega. Esto es lo más al norte que has estado. Hay que ganarse el sol que uno respira. Mis partes favoritas son "Búnker" y "Círculos, que es donde se exploran principalmente estos temas, y adonde conduce el repaso de la propia historia individual y colectiva de las otras dos primeras. Por eso también es un inicio a las palabras, a la poesía, esto es, a formar el vocabulario propio: Pensar "amor". Decir "caballo azul". Descubrir el daño. Descubrir que el daño no es todo oscuridad y miedo, sino también el cuerpo en tensión del animal que espera ser cazado, del animal que duerme esperando que lo atrapen, del animal que se vuelve, de algún modo, sinónimo momentáneo del cazador: igual que el cazador brilla / en el rastro del animal dormido. Aunque probablemente mi poema favorito de todo el libro sea "Conocerte", porque qué más bellas preguntas se le puede hacer a alguien que acaba de fascinarnos que estas: Cuándo y con quién fumaste tu primera calada. Si has extrañado el mar en estos meses. Algo que nunca harías. Y al final, algo que no necesita ser perdón ni nostalgia, algo que ya sabías: Que tal vez no llegaras tan tarde a ningún sitio. (...) / Como si ya supieras / el secreto, la magia de un instante: / vivir siempre.

* Todas las citas en cursiva pertenecen a Detener la primavera de Martha Asunción Alonso, Hiperión 2011.

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