la casa, de donde el país ha brotado,
es la mano
(Katarina Frosterson)
Las poetas suecas han inventado una nueva huida. Hay Mujeres en el Norte. Lo tuve en mis manos y después lo dejé. Lo tuve cerrado en mis manos y María me dijo Lee ese poema y volví a por él. Estas trece poetas suecas guardan cada una un secreto, o muchos, escondidos entre el bosque de la taiga y las ciudades del norte (ciudades sin luces, sin edificios altos, sin aglomeraciones). Se desacostumbran a la bicromía del cielo. Decidí ser feliz con los colores, dice Sara Gilliard. Todas hablan desde el frío en un idioma distinto y desconocido. En un idioma espeso. Todas detestan la blandura del blanco, y sin embargo lo necesitan. Alguna piensa en España. Alguna en Finlandia y en la prisión de los ojos de un oso muerto. Otras en Dinamarca, donde comienza el calor. Todas en la frialdad de las manos cualquier noche de eterno invierno.
*Las citas en cursiva pertenecen a la antología Mujeres en el Norte: Trece Poetas Suecas (Devenir, 2011). Traducción y edición de René Vázquez Díaz.
bonitobonitobonito
ResponderEliminar<3
ResponderEliminartiene buena pinta
ResponderEliminarLa luz en todos los inviernos, está llena de mundos. Inviernos en technicolor, inviernos desdibujados, monocromos, impregnadas de un tono brillante y eléctrico. En verano también, atravesando escorada, inmensas capas de polvo húmedo que flota sobre el mundo...
ResponderEliminarIdiomas distintos, ritmos distintos, tanto que aprender.
El link al poema está deshilachado.