miércoles, 3 de agosto de 2011

despedidas, i.

Aquella vez que te llevé a casa y te dije ¿Estás bien? No era sólo querer hacer poesía, ni un intento de parecer que me interesaba por ti. También era una forma de intentar alargar el sacrificio que suponía separarnos.

3 comentarios:

  1. Pero cuántas veces no habremos escrito el poema antes de escribirlo.

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  2. Las despedidas son todas malas, por lo que termina.
    Es preferible decir adiós sin abrir la boca, marchar sin ser mirado a los ojos que sangran recuerdos en forma de lágrimas...
    Nunca se está bien, y más vale un vacío que más malos ratos en la lista del olvido de la memoria.

    M.

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