domingo, 8 de agosto de 2010

colección de euforias.

Pero apoyada contra la ventanilla del tren, borracha de la esperanza que rezuma siempre lo que no ha empezado, recuerdo mis regresos anteriores. Conserva esa visión, me digo, apretando la frente contra los cristales: los rostros son amables: la gente es reservada; los pájaros se juntan en bandadas para emigrar, presagio de un cambio fatal; (...)

Recuerda que aunque la embriagadez inicial desaparece, sin embargo esas cosas, en ese momento, te conmovieron hasta hacerte llorar, y convirtieron una simple mirada por la ventanilla del vagón restaurante en una plenitud insoportable.


(c) Elizabeth Smart, En Gran Central Station me senté y lloré.

Recuerda, recuerda, tal vez sea la solución para no volverse cínicos, para no perder la inocencia. Volver atrás la mirada un momento, y recordar a nuestro corazón. Esos pequeños instantes irrepetibles donde, por unos segundos, te sientes llena y parece que nada malo puede sucederte. Aunque luego tropieces, aunque luego caigas. No perder la esperanza. No dejar de creer.

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