viernes, 23 de julio de 2010

vulgaridad sagrada.

Son estos los hombres que me preocupan:
¡están celosos de todo aquello que no sea plano! Son
dioses celosos
que harían que el mundo entero fuese plano porque
ellos lo son.
Veo al Padre conversando con el Hijo.
Tal vulgaridad no puede ser sino sagrada.
"Hagamos un paraíso", dicen.
"Aplanemos y planchemos el grosor de estas almas".


(c) Sylvia Plath, Three Women.

A mí también me preocupan, Sylvia. Siempre me ha preocupado ese empeño en disfrazar las almas con una túnica del mismo color. Ese empeño de transformarnos en un rebaño sin juicio ni actitud crítica, sin capacidad de pensamiento propio. Es por eso que escribo. Quieren aplanarnos, pero no pueden. No somos una masa de cemento gris. Somos tridimensionales, de colores brillantes, de mente hiperactiva. No pueden aplacar nuestras pasiones.

Si el paraíso es gris, no lo quiero.

4 comentarios:

  1. El problema es que a muchos aplanan y, como decía en uno de los opening de Kuroshitsuji, estamos en una jaula llamada libertad. Me quedé con esa frase porque me gustó.

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  2. Sí, es cierto. La gente tiene miedo de ser libre de verdad. Aceptando las consecuencias y las responsabilidades. Decidiendo por sí mismos, y no por los demás.

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  3. Tambien hay que decir que, si no fuera porque todo el mundo es asi, no nos sorprenderiamos ni ilusionariamos con la poca (pero muy valiosa) gente que es diferente...
    Piensalo... si la gente no fuera tan "gris", yo no me habria parado a leer este blog.

    El paraiso siempre sera para los pocos que se atrevan a soñar con el.

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  4. Eso también es verdad. Encontrar a gente no-gris es un placer maravilloso. Me gusta tu razonamiento =). Gracias.

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