Tener toda la ciudad para ti y para nunca: el placer de viajar sola. Toda la levedad y no ser descubierta: viajar sola. El atardecer que cae, como una pequeña ciudad en miniatura, y se destrenza. ¿Dónde están los precipicios? ¿Y su esperanza?
+Un relato en OHIO Magazine.
+Un adelanto VOMIT (El Gaviero, 2012).
¿Dónde están los precipicios? ¿Y su esperanza?
ResponderEliminar(esa capacidad tuya para conmoverme -me encanta la foto *.*-)
al principio da vértigo lo de viajar sola, pero luego descubres que también puede ser un gustazo ;)
ResponderEliminaralguien los está restaurando..
ResponderEliminar*
me encanta hacer este viaje contigo. Me inquieta y eso me fascina...
ResponderEliminarYo tampoco lo puedo evitar: siempre llevo una de mis cámaras encima y poco me importa lo que piensen, o vean, los demás viajeros porque solo deseo detener el instante tras la ventanilla para que luego, al editar la foto, descubrir lo que dices tú: que siempre viajamos solos, estamos fuera y somos ese aire y esa inercia que no permite enfocar los arboles del camino.
ResponderEliminar-Atardecer, y ciudades en miniatura, es una dulce semejanza-.
No sé el tuyo, pero mi precipicio es la realidad (siempre es inevitable estación de destino en todo viaje), por otro lado la esperanza solo está en los sueños (o en ese placer de viajar solos)
Gracias a todos por la compañía ;).
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