viernes, 25 de junio de 2010

¿vivir o contar?

Esto es lo que engaña a la gente; el hombre es siempre un narrador de historias; vive rodeado de sus historias y de las ajenas, ve a través de ellas todo lo que le sucede; y trata de vivir su vida como si la contara.

Pero hay que escoger: o vivir o contar. (...)

Cuando uno vive, no sucede nada. Los decorados cambian, la gente entra y sale, ¿o es todo? Nunca hay comienzos. Los días se añaden a los días sin ton ni son, en una suma interminable y monótona. De vez en cuando, se saca un resultado parcial; uno dice: hace tres años que viajo, tres años que estoy en Bouville. Tampoco hay fin: nunca nos abandonamos de una vez a una mujer, a un amigo, a una ciudad. Y además, todo se parece: Shangai, Moscú, Argel, al cabo de quince días son iguales.


(c) Jean-Paul Sartre, La Náusea.

Antes creía que así era: escogías vivir o escogías contar. Yo era la narradora que, escondida, desapercibida, veía la vida pasar desde un rincón. Aquello no era para mí. A mí me había tocado la palabra escrita.

Tal vez no haya que elegir. Tal vez... puedan elegirse las dos. Tal vez no sea tan distinto, contar historias y vivir. Tal vez se complementen el uno al otro. Puede que no haya momentos perfectos, ni banda sonora, ni las palabras adecuadas. Puede que haya muchos malos momentos, momentos mediocres, momentos interminables.

Pero hay momentos que, en sí mismos, son pequeños tesoros preciosos que nos hacen enamorarnos de la vida, aunque a veces duela.

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