Nuestra poesía es aceite y agua, pero compartimos la misma mirada cuando nos aferramos al visor de la cámara; es más: casi entiendo mejor lo que dices cuando lo ilustras con una de tus fotos que leyendo, por primera vez, tus textos.
Tanto cuando viajas en esos trenes, desde los que ves la vida pasar, o en las verjas con tus pájaros, siempre cortas la imagen con una barrera, clara o difuminada, a modo de frontera (casi como si te agacharas) para protegerte y, de ese modo, evitar que nadie vea como redibujas esos espacios que haces tuyos.
Creo que la ciudad de los cielos claros, esa que sí tiene nombre para ti, está al otro lado del puente, por eso prescindes del horizonte, porque no lo necesitas: las sombras que allí se reflejan no son las de esos muros grises de un canal holandés, sino otros muros mucho más gratos para ti.
La ciudad y las calles pueden carecer de nombre, pero en el Olimpo ya se han forjado gavillas para recoger el agua por la que fluyen tus últimos "snapshots"
Me gustó, sencillo y sin contemplaciones. Claro, límpido, al igual que su tópico. A veces yo sencillamente deseo crear poesía con el corazón tan claro, así como lo apuntás, y los ojos vidriosos reflejando el cenit, a las 4 de la tarde de un paraje tropical.
Esos momentos de fascinación que producen tanta paz.
ResponderEliminarUn abrazo
[na palavra, o sangue tinto da vida,
ResponderEliminaralimento do corpo, corpo de palavra]
um abraço,
Leonardo B.
también ocurre que escribamos para conservarlo así.
ResponderEliminarabrazo del otro leonardo
Es como una conversación muda :)
ResponderEliminarBesazos preciosos
Nuestra poesía es aceite y agua, pero compartimos la misma mirada cuando nos aferramos al visor de la cámara; es más: casi entiendo mejor lo que dices cuando lo ilustras con una de tus fotos que leyendo, por primera vez, tus textos.
ResponderEliminarTanto cuando viajas en esos trenes, desde los que ves la vida pasar, o en las verjas con tus pájaros, siempre cortas la imagen con una barrera, clara o difuminada, a modo de frontera (casi como si te agacharas) para protegerte y, de ese modo, evitar que nadie vea como redibujas esos espacios que haces tuyos.
Creo que la ciudad de los cielos claros, esa que sí tiene nombre para ti, está al otro lado del puente, por eso prescindes del horizonte, porque no lo necesitas: las sombras que allí se reflejan no son las de esos muros grises de un canal holandés, sino otros muros mucho más gratos para ti.
:*
ResponderEliminarEncontré esto por ahí entre mis cosas, y pensé en ti, y ahora te lo regalo, es para ti :
ResponderEliminar"esta ciudad, otra, cualquier otra ciudad"
un abrazo
"No sin secretos, sin palabras... como un cielo sin nubes pero siempre azul."
ResponderEliminarSaludos.
La ciudad y las calles pueden carecer de nombre, pero en el Olimpo ya se han forjado gavillas para recoger el agua por la que fluyen tus últimos "snapshots"
ResponderEliminar<3
ResponderEliminarSi hay cielos claros y ojos limpios, seguro hay poesía.
ResponderEliminarSaludos,
Me gustó, sencillo y sin contemplaciones. Claro, límpido, al igual que su tópico. A veces yo sencillamente deseo crear poesía con el corazón tan claro, así como lo apuntás, y los ojos vidriosos reflejando el cenit, a las 4 de la tarde de un paraje tropical.
ResponderEliminarSaludos,
i like the feeling of this cold morning.
ResponderEliminarescribimos para limpiar el cielo
ResponderEliminaro para conservarlo sucio
gracias
<3
Escribir es la suciedad que alimenta el contorno azul-oscuro-blanco de ese cielo al que, pongamos por caso, llamo Emily.
ResponderEliminaro como escribirlos todos de un sorbo,
ResponderEliminarun abrazo Emily!
merci
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