miércoles, 17 de agosto de 2011

un albatros pende de mi cuello.



Hay algún lugar donde el viaje deja de seguir siendo viaje y se convierte en matrimonio. Donde buscar es un pretexto más que un motivo. Entonces ya nada es demasiado. Alguien me dijo que mis personajes siempre están huyendo, pero ya no creo que lo hagan. Sólo rezan. ¿A qué? ¿A quién? No lo sé. Hace un año quería volverme loca. Quise escribir para ser amada, quise escribir para ser odiada, quise escribir para encontrarme, y ahora ya no busco nada de eso. No busco nada. La búsqueda es un pretexto, no un motivo. Un motivo para el temblor. Para la casa vacía. Para vivir en dirección a una muerte. Mientras tanto, la muerte sucede. Hace un año escribía y deseaba. Buscaba una historia. Quién se atreve a adentrarse en el bosque. Todos hemos venido aquí a sanar algo, por eso culpamos a los demás. Todos queremos volver con algo a casa. Nadie entiende el valor de las manos vacías. De la levedad del peso, o de lo que pesan las manos. Aquí nunca pasa nada. Nunca pasa nada y eso es lo que nos falta. Hace tanto calor que nunca pasa nada. Por eso rezan. En algún lugar. En algún lugar, el viaje todavía no es viaje, sólo una espera. Buscaba una historia y encontré paz. Encontré el temblor. Encontré, perdí las huellas, y desde entonces ya no busco. Limpiar las huellas es querer repetir los pasos. Hemos venido aquí a sangrar y a ser débiles. Seguimos el viaje porque no podemos revivir nuestro pasado. Allí donde te toco me queda una cicatriz. Allí donde alguien ya haya confesado mis crímenes, no van a rezar por mí.


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(un poema traducido al portugués aquí y aquí.)

12 comentarios:

  1. No sé por qué el dolor encierra tanta belleza, ser poeta acojona, ser poeta no me gusta, ser poeta es desnudarse frente a gentes que miran como agujas. Esos últimos versos me encantan, los finales siempre mandan aunque yo hubiera preferido decir:allí donde te toco te queda una cicatriz. ¡Que sufran los demás! Que sean débiles los demás. En todo caso, no es un consejo, no creo que los necesites, escribes muy bien.

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  2. He visto en las etiquetas “cercanías RENFE” y me he decidido a cambiar el encabezado del comentario: llevo ya una semana con el coche en taller y llevo toda la semana bajando a Santander en tren; creo que esto que has escrito es, más o menos, lo mismo que muchos planteamos frente a una ventanilla que solo suele mostrar lluvia (al menos aquí arriba  ).

    Juego con ventaja porque ya caminé mucho y me aprendí bien el truco: el destino es lo de menos y lo que al final recordaremos será el camino, de porqué esto será así no tengo ni la menor idea, probablemente estamos diseñados para ser nómadas y por muchos esfuerzos que hagamos nos puede lo atávico.

    Me gusta mucho tu blog, es muy sensible.

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  3. La búsqueda es un pretexto, no un motivo. Un motivo para el temblor. Para la casa vacía. Para vivir en dirección a una muerte. Mientras tanto, la muerte sucede

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  4. Y hay barcos que buscan ser mirados para poder hundirse tranquilos.

    FGL.

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  5. Se aprende a morir en el silencio de no saber explicar más las memorias que nos persiguen.

    Sencillamente hermoso.

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  6. yo tampoco busco ya, y no tengo prisa. El texto es increíble.

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  7. muchísimas gracias por vuestros comentarios.

    abrazos,
    e.

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  8. No me gusta y sin embargo comparto plenamente la imagen de viaje que se convierte en matrimonio. Costumbre, aburrimiento, andar por andar. Porque no queda más remedio.
    Tanto si lo queríamos sanar como acabar de romperlo, eso es lo que hemos venido a hacer. Si este tiempo no nos exige nuestro mejor yo, es hora de inventarse otro tiempo.

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  9. o las dos cosas. no dejar de caminar.

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  10. Encontrar el temblor! si más gente lo hiciera el mundo podría ser un poco mejor! Quizás sea necesario aprender a vivir en la oquedad que también somos, que los otros vivan en ella (nos toquen y se hieran) como vivimos nosotros en la suya.
    Dicho esto, a mi gusto es un texto que se dispersa un poco.
    Un abrazo

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  11. eso es verdad, pero es difícil.
    gracias, leonardo.

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