viernes, 10 de diciembre de 2010

trenes que no vuelven.

Se enfriaba, desvalido, mi pecho,
pero eran ligeros mis pasos.

Me puse en la mano derecha
el guante de la mano izquierda.


(Anna Ajmátova)



El pasado es un lugar
de la memoria que olvidamos,
es piel muerta,
deshojada como
margaritas,
querer o no querer.

La memoria que nunca vuelve,
es la sangre, es la sangre
derramada,
arrojada
sin piedad.
No va a volver.

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