Cuando era pequeña daba vueltas, vueltas y más vueltas alrededor de mí misma hasta marearme y caer. Caer no era bueno, pero el mareo era delicioso.
(Clarice Lispector)
La ciudad está llena de piedras. Caerás. Si caes se rompe. La piel, se rompe. La piel rota es una misiva. Siempre te caes. Entonces, la sangre. Todas las historias se escriben con sangre: es lo que separa los seres inertes de los seres vivos; a las piedras de los animales. Ahora ya no lo sé. Proceda así: limpie la herida, eche alcohol y betadine, espere a que deje de sangrar. Si no lo hace, repita el proceso y cosa: el hilo negro se convierte en carne. Compruebe que ya no sangra. Después no tenemos dónde pisar. Así no se cura una herida, aunque lo parezca. Si el dolor empieza antes del golpe. Si la sangre empieza antes de la herida. Dijeron. Aquí la vida tiene piedras. Aquí la sangre no es importante. Taparse las heridas, sí. Aquí, así, las heridas no se curan. Siempre caes. Al final, ser sólo una rodilla que sangra.
pufff tía!!!
ResponderEliminarNo es mala cosa ser, al menos, una rodilla que sangra (en estos tiempos de asepsia)
ResponderEliminarSiempre Mercromina :*
ResponderEliminarDesde el suelo se ven las raíces de las personas que nos rodean.
ResponderEliminarPrefiero el betadine, jaja.
ResponderEliminarEres metafórica, querida.
Excelente
ResponderEliminarSaludos
Somos la parte interna de una herida, y las heridas buscan el suelo, buscan el filo porque el golpe es su parte externa, el golpe, la cortada. Caemos por eso. El texto me encanta. Ahora pienso, pienso...
ResponderEliminarTe dejé un comentario antes, pero creo que se borró. En fin, que me ha encantado el texto. Un abrazo.
ResponderEliminar"n o t e n e m o s d ó n d e p i s a r"
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Sin heridas. Mejor será nada.
ResponderEliminarmil gracias :)
ResponderEliminartu blog me ayuda a recuperar la inspiración perdida :)
ResponderEliminar:) :)
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