lunes, 9 de abril de 2012

Belleza es: instante o movimiento. (Leyendo La Adoración en el cercanías –SBahn– de Berlín.)




(Foto de Sara R. Gallardo.)

Y una y otra vez me censuraba y decía para mí mismo: no es cierto el movimiento, no puede ser amado, el movimiento es un disfraz de un movimiento.

Como un Principito que se hace mayor y olvida de lo aprendido, o lo aprende demasiado bien. Que confunde domesticar con ser domesticado. Contemplar con comprender. Pedir con exigir. Como un Principito confunde el cuerpo con el espacio. Es poeta.

El poeta que quiere morir de belleza, y emprende un viaje. Un viaje para morir de belleza. Un viaje antiguo y peregrino, lleno de cuentos y personajes que alguna vez conocimos. Lleno de espejos. Porque todas las historias son nuestra historia, la que olvidamos y las palabras de otros nos recuerdan.

y eso repito mucho para que todos los seres pobres y torpes de este mundo y miserables se amasen en un brillo y vuelvan a ser tú.

Morir de belleza: el instante. Porque la belleza es instante, ¿verdad? Belleza es lo amado y perdido, y no se puede amar el movimiento. ¿Verdad? ¿Verdad?

Pero el viaje es movimiento, y amamos el viaje en tanto que aprendemos a darle forma con el lenguaje. En el viaje, los pijamas cuadriculados se convierten en rombos, y el pelo crece hasta cubrir montañas y las sombras se desdibujan.

La muerte es lo único que no se mueve. La belleza nunca está quieta. Por eso la amamos. La perseguimos. Y, cuando creemos haberla visto, cuando creemos haber llegado a nuestro destino, al siguiente instante ya no está. Desaparece. Nos seguimos moviendo.

Esto es lo que dice Juan Andrés García Román en su libro, esta la historia que nos cuenta, las palabras que comparte, la belleza que deja en libertad para que nos alcance y nos conquiste y después nos rompa el corazón (quizás no en este orden).

Después, le dedicaremos un canto. Es imposible hacer otra cosa, este libro lo demuestra: el lenguaje es la historia de un aprendizaje, de una asimilación, de nombrar las cosas con otras cosas, sí, pero también y sobre todo –por eso escribimos–,

el lenguaje es la historia de una adoración.

(Las citas en cursiva pertenecen a La Adoración, de Juan Andrés García Román, DVD Ediciones, 2011.)

5 comentarios:

  1. Que confunde domesticar con ser domesticado. Contemplar con comprender. Pedir con exigir. Como un Principito confunde el cuerpo con el espacio. Es poeta.

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  2. Mirada lateral en asiento lateral, con visión lateral de la realidad. Apunto el libro: me parece que el destino de un poeta no puede ser otro.

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  3. Visión romántica! la muerte y la belleza... quizás lo inmóvil está en lo semoviente y viceversa... no sé, creo que el poeta debe tender a traspasar la belleza, no me parece que debería ser su principal preocupación. Hay que recordar a Rimbaud: "Un soir, j'ai assis la Beauté sur mes genoux. − Et je l'ai trouvée amère. − Et je l'ai injuriée".
    saludos viajera!

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