If no one wants to make a home with me
Then I will make a home with myself
And wait for someone
To plant the flowers outside my window
(Dorothea Lasky)
Después de haber leído los dos libros de Dorothea Lasky (St. Louis, EEUU, 1978), Awe (Wave Books, 2007) y Black Life (Wave Books, 2010) me atrevo a afirmarla como una de las poetas norteamericanas de nuestra época que dará más que hablar, por un estilo poético distinto del de sus cohetáneos y de ninguno anterior. Dorothea mantiene un tono conversacional con el lector, como le habla a su amiga, la poeta Laura Solomon, o a alguno de sus antiguos amantes. Dorothea comparte experiencias: la enfermedad, la decepción, la duda: todo aquello que nos hace sentirnos indefensos ante la vida, como pajarillos desnudos: After the apocalypse / there's only the apocalypse. Pero la vida, como el amor, como el ser humano, está llena de contradicciónes (There is the exhaust of love falling over everything). Dorothea Lasky construye estos poemas con paciencia y cariño, con delicadeza, del mismo modo que un niño, ensimismado, construye un castillo de naipes embobado por el poder de sus propias manos. El lenguaje de Dorothea trenza y destrenza, es flexible, es una herramienta de trabajo y un artificio, y ella es consciente: We squeeze in the girth of our language / Slowly squeezing it out / With the night of the elephant; pero no por ello deja de dejarse fascinar (I had almost forgotten I was a poet), como el espectador de unos fuegos artificiales, siendo aquí ella misma espectadora y pirotécnica. Al final, el mensaje de su poesía, después de todas las decepciones, de vivir diez vidas en enfermedades mentales (uno de los poemas más increíbles jamás escritos), aún queda una esperanza: el amor. Tan sólo conocemos lo malo: lo bueno es lo desconocido. Porque por eso vinimos al mundo: los pequeños placeres, los amaneceres, los momentos diminutos en los que no somos nadie. Eso es lo que cuenta, eso es lo que busca la poesía de Dorothea en esos poemas narrativos y situacionales donde una cosa lleva a la otra. No hace falta buscar nada grande: la belleza está en las pequeñas cosas, la belleza pasa desapercibida, la belleza no es algo material: And the pureness of not knowing him at all / Was really what we all feel when we enter this earth. Lo que ella llama Dios y alma y casa, para otro (para mí) bien puede ser amor, vida, cuerpo. Awe (mi favorito) es un pronunciamiento sobre el arte, que bien puede ser una forma más de participar de la vida: The great vision of art is one of simultaneity, dice Dorothea. Aprender a mirar, con diferentes perspectivas; aprender a ver con la tuya propia: And now, my child, you see this in front of you is only morning. Ahora, niño mío, apoya la mano sobre la ventana. Asómbrate. Dibújate. Espera y verás algo importante. De eso se trata. Sobrecogerse ante la grandeza del mundo que tan poco conocemos. Temer. Temblar. Estremecerse.
¡Jolín! A este paso voy a tener una lista de pendientes de quilómetro. Pero me convences. Gracias por tus recomendaciones.
ResponderEliminarDímelo a mí... Por cada libro que leo se me acumulan quince más. Story of my life.
ResponderEliminarDe nada, ya sabes, encantada y ojalá te guste. ¡Y a la espera de las tuyas aussi! ;) :*
He estado buscando ese Ten Lives in Mental Illness en Internet... ¿Sabes dónde puedo encontrarlo?
ResponderEliminarBesos.
En esta reseña hay un trocito: http://thediagram.com/7_4/rev_lasky.html y Luna puso otro extracto en esta entrada: http://lunamiguel.blogspot.com/2010/09/la-dulce-enfermedad-de-dorothea-lasky.html
ResponderEliminarpero no sé de un sitio que tenga en poema completo en Internet, lo siento :(. Yo sólo lo he leído en el libro, Awe...
muá muá
Pinta genial y hablando de belleza también, estás requetelinda.
ResponderEliminarmerci beaucoup, belle :**
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