jueves, 18 de noviembre de 2010

entropía.

El desorden triunfaba y corría por los cuartos con el pelo colgando en mechones astrosos, los ojos de vidrio, las manos llenas de barajas que no casaban, mensajes donde faltaban las firmas y los encabezamientos, y sobre las mesas se enfriaban platos de sopa, el suelo estaba lleno de pantalones tirados, de manzanas podridas, de vendas manchadas. Y todo eso de golpe crecía y era una música atroz, era más que el silencio afelpado de las casas en orden de sus parientes intachables, en mitad de la confusión donde el pasado era incapaz de encontrar un botón de camisa y el presente se afeitaba con pedazos de vidrio a falta de una navaja enterrada en alguna maceta, en mitad de un tiempo que se abría como una veleta a cualquier viento, un hombre respiraba hasta no poder más, se sentía vivir hasta el delirio en el acto mismo de contemplar la confusión que lo rodeaba y preguntarse si algo de eso tenía sentido.


(Julio Cortázar, Rayuela)


La vida era el caos, la vida era ese orden creciente, el desmembramiento, dejarse partes de uno mismo olvidadas por ahí, y la gente trataba inútilmente de recogerse y recomponerse al caer el día, de no perder ni un ápice de sí mismos, ni de regalar, ni compartir, ni perder (todo en la vida era perder, desde el principio de los tiempos). Y para qué existe el orden si no es para desordenarlo, y qué difícil, qué difícil era asumir todo esto, y hacerle frente, y despedirse de los trocitos, del pasado, del futuro, qué difícil, y sin embargo, yo quería ir a buscarlo, a pesar de todo, porque al fin y al cabo eso era la vida, y tenía que aprender (enséñame, enséñame), tenía que aprender a ser, a ser valiente. Va-li-en-te.

(Es cierto: nunca se habla de las cosas que importan.)


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6 comentarios:

  1. Quizá la valentía está en los vínculos y afinidades en el dolor y el gozo colectivos.
    O estoy escuchando demasiado tango.

    Ciro

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  2. nunca somos del todo valientes al igual que nunca somos del todo cobardes.

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  3. las cosas que importan son demasiado grandes

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  4. Me gusta el tango!

    Un poco de las dos cosas (:.

    O son muy pequeñitas. Como astillas que se clavan en silencio.

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  5. releyendo fragmentos de Rayuela se da uno cuenta porqué es una novela escrita para jóvenes, hay un impulso vital en ella que no desaparece.
    Un abrazo

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  6. desde luego!
    casi me siento vieja para este libro, ¡ojalá lo hubiera descubierto antes!

    abrazos!

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