martes, 24 de agosto de 2010

serial killer.



Advertencia: La siguiente historia es ficticia y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.


Apunta y dispara. Pum. Sin avisar. Que no era mi intención hacer daño, yo no quería, lo juro, fue sin querer-queriendo. No he podido evitarlo. Vosotros alimentáis mis entrañas y yo escupo tinta, disparo palabras. Pero vuelvo a repetir que no era mi intención. Que yo sólo quería escribir de la vida. Y la vida que conozco es esto. Sin patrones, ni modelos, ni lírica, ni generación. La vida, al descubierto, puesta en ridículo. Pero da igual, porque no lo entienden. Sólo entienden las palabras, y no lo que yace detrás. Todo es un sinsentido. A decir verdad, prefiero que no entiendan. Que no miren. Que no se interesen. Disparos a ciegas, pum, pum, pum. Que todo es mentira y no tienes pruebas. No puedes demostrarlo. Salgo a correr y vuelvo con la mente llena de ideas empapadas de sudor. Con las venas intoxicadas de oxígeno. Que aprender a conducir no es tan fácil como decías. Y sí, es una metáfora. Y una realidad. Que esto es lo único que sé hacer. Juntar palabras. Hilar historias. Fabricar sueños. Disparar contra mi propio tejado. Pum.

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