viernes, 28 de diciembre de 2012

Un día de pesca.



A man lives by believing something
(Thomas Carlyle)

Pero sigo envidiando al ciervo que define el espacio por su pelaje. Que pide pan cuando quiere comer. Que muerde peces por descuido. Que ignora que será cazado. Yo los habría cazado a todos para evitar que me cazasen a mí. Me vestiría con su fragancia y su pelo suave y vagaría por el bosque reconociendo mi olor en otros animales.

Mi madre me dijo que cuando bebíamos, bebíamos como los ciervos: todos juntos, alrededor del estanque. Le dije, mamá, no íbamos a beber, sino a morir. A manos del tigre blanco. En las fauces del tigre blanco. Pero no hay tigres blancos en las montañas. Pero sólo eran el humo después de que ardieran los troncos en la hoguera.

El ciervo entonces lamió sus manos. La manera en la que él degollaba los peces. Su caricia sobre las escamas frías. La manera de alimentarlos con gusanos. La sangre tiñendo de azul a quien tocaba.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

We Don't Know Why the Caged Bird Sings.


because this is familiar, 
and the songs are familiar 
whatever you're wearing, 
whoever you're kissing, 
wherever you are. 


Hay libros que te alegras de leer y otros que te alegras de haber leído. Ambas cosas me suceden con un regalo que recibí en mi correo electrónico: Resolve, de Lix Hewett, publicado como ebook en Smashwords. Editorial independiente que oculta muchos tesoros como el libro de microrrelatos Mere Tragedies de Heather Palmer. Resolve me hizo especial ilusión porque tenía ganas de verlo publicado. Conozco a Lix desde hace tiempo, por motivos ajenos a la escritura, aunque nos empezamos a leer al poco tiempo de conocernos. Cuando teníamos quince años, Lix y yo intercambiábamos relatos. Cuando leí su poesía, me hipnotizó. If I save myself, am I / not a hero? Su dominio del lenguaje es mágico. Sus poemas también. Leer a Lix es como tener una conversación con un extraño un día de otoño. I never was much of an island. How / do they stay afloat? Hold on —  / hold on. Crees que entiendes lo que dice, quieres entenderlo porque sus palabras te hipnotizan, pero nunca estás seguro de que estés acertando su adivinanza y de que no vaya a desvanecerse pronto. It's never the end of it. It's never permanent / but it lasts a while Como Emily Dickinson y Sylvia Plath, Lix Hewett muestra su mundo por una rendija a cambio de un coste: el lector tiene que ser activo. Tiene que participar, tiene que trabajar los poemas con ella. The thing is, I didn't always have a plan. / Maybe I planned / to get by for kicks, matching punch for punch Lix me recuerda también un poco a Christina Rossetti: cómo envuelve al lector en sus cuentos, como lo engaña y lo guía de la mano por entresijos hasta llevarlo a una tierra desconocida; a la vez con una cercanía como la de Anne Michaels. The castle's hers, and no one's here to know; / she takes his sword and gathers round his fears:  / the grass is cut and morning's here,  / waiting for the sprinklers to go off. Ella es su propia heroína. Ella escucha cómo anochece–y lo escribe.

(*Todas las citas en cursiva pertenecen a Resolve, de Lix Hewett.)

domingo, 16 de diciembre de 2012

David Meza y la poesía del universo.


Vámonos de autostop a otra galaxia. Si nos fuéramos de autoestop a otra galaxia, ¿qué encontraríamos? Probablemente, las mismas batallas por expresarnos, por entender la palabra, por crear un lenguaje, por hacerle seguir unos cánones, unas reglas. No como la poesía de David Meza, que tantas ganas tenía de leer. La poesía de David Meza no se acaba nunca: incluye todos los nombres, todas las vidas, todas las fechas, todas las constelaciones. Es un libro que se puede releer mil veces y no se acabaría. Un libro de libros. La poesía de David Meza son personajes que lloran, aman y sueñan. Que nacen y mueren. Que tienen padres y tendrán hijos. Es un libro sin reglas pero con argumento: la vida. Las vidas de gente que se construyen y se entrelazan y no se acaban nunca. La poesía de David Meza no se acaba nunca: el suyo es un libro infinito que se escribe a sí mismo y sale de sí. Y es que Meza así lo dice (y me creo que es importante): un hombre no poetiza al mundo, sino que desmundiza al poema que es el mundo. Establece así la artificialidad de las palabras, la naturalidad del poema como discurso que crece y gatea y vuela: Las palabras no son el Espejo del Mundo. El Mundo es el Espejo de las palabras. Así es. El rol del poeta cuando narra: Un poeta no resignifica las palabras. Un poeta resignifica la tierra, el agua, la noche, la luz. El poema convierte al universo. El poema no es una cosa distinta al uni-verso. El poema son todas las cosas. El poeta tiene que aprender hablar como los animales y las plantas y las rocas, porque el poema es como los animales y las plantas y las rocas. Parte de ellos, uno de ellos. Así: Todo poema es un ser vivo y / Todo ser vivo es poema. Quién decía que no quedaba nada más por escribir. Quién que el poema empieza a deshojar. El poema tiembla. Y crece. Y es fuerte. El poema es todo. Así: no olvidar que estamos vivos.

(Todas las citas pertenecen a El sueño de Visnu de David Meza, El Gaviero Ediciones, 2012.)

jueves, 13 de diciembre de 2012

Convertirse en paisaje.



la casa, de donde el país ha brotado,
es la mano
(Katarina Frosterson)

Las poetas suecas han inventado una nueva huida. Hay Mujeres en el Norte. Lo tuve en mis manos y después lo dejé. Lo tuve cerrado en mis manos y María me dijo Lee ese poema y volví a por él. Estas trece poetas suecas guardan cada una un secreto, o muchos, escondidos entre el bosque de la taiga y las ciudades del norte (ciudades sin luces, sin edificios altos, sin aglomeraciones). Se desacostumbran a la bicromía del cielo. Decidí ser feliz con los colores, dice Sara Gilliard. Todas hablan desde el frío en un idioma distinto y desconocido. En un idioma espeso. Todas detestan la blandura del blanco, y sin embargo lo necesitan. Alguna piensa en España. Alguna en Finlandia y en la prisión de los ojos de un oso muerto. Otras en Dinamarca, donde comienza el calor. Todas en la frialdad de las manos cualquier noche de eterno invierno.

*Las citas en cursiva pertenecen a la antología Mujeres en el Norte: Trece Poetas Suecas (Devenir, 2011). Traducción y edición de René Vázquez Díaz.

Sauces, o la vida es un país que viaja.


Cómo él pescó un lucio con una carnada
cómo ella mató el pez con una piedra
cómo lo escamaron juntos hasta encontrarle el corazón
cómo se estremecía y se estremecía la carne enrojecida
entre los dedos de ella brillando de escamas
y cómo todo cupo en el puño ancho y grande de él.

Tuija Nieminen Kristofersson, de Mujeres en el Norte (Devenir, 2011).