viernes, 31 de diciembre de 2010

white nights.



Los finales, como los amaneceres, me ponen nostálgica. Cómo describir un año en una palabra. No cabe. No se puede. Lo más cercano que encuentro es deseo. Deseos. Vida. Y seguir adelante, llevándonos lo bueno y lo malo, y vivir al máximo el año que comienza. Vivir, siempre. Feliz 2011.


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miércoles, 29 de diciembre de 2010

saboreamos algo vacío y último.

la noche es la noche, comienza con la mañana,
me tiende junto a ti.


(Paul Celan)





Vuelvo a mi habitación de adolescente, con mis discos de adolescente, con mis libros de adolescente que nunca más leeré, con mi vida de adolescente resbalando por las paredes. Me miro en el espejo y sigo pareciendo una adolescente, quizás, pero yo ya no soy la misma. Ya no soy la adolescente insegura y temerosa, o aquella niña lejana de los cajones llenos de fotos antiguas. Vuelvo a mi habitación de adolescente siendo ya casi una adulta, teniendo casi veinte años, y habiendo vivido más en este último año (me da la sensación) que durante toda mi vida. El año en el que me atreví a ser valiente y a arriesgar. El año de los descubrimientos y los dolores sutiles. Dos mil diez, el año de la poesía. El año de conocerse y de desconocerse. De las tierras extrañas. Del pasado borroso y titilante. El año de Pizarnik. El año en que fui.


+ Una traducción.
+ I Gala Joven.

jueves, 23 de diciembre de 2010

phonetique.

la pequeña viajera
moría explicando su muerte

sabios animales nostálgicos
visitaban su cuerpo caliente


(Alejandra Pizarnik)



pronuncio el nombre de las cosas tristes
que ya son viejas
y no lloro.

pronuncio tu nombre como un gato
que maúlla y se retuerce
en los brazos de otro.

pronuncio el silencio y tiemblo
ante el frío de la palabra,
defensa y soledad.

las luces se pasean por las calles
como lunas nuevas
y más brillantes.

las paredes derruidas por dentro
parecen limpias a primera vista.

porque el frío no se pronuncia
porque el silencio no se pronuncia
porque la muerte, tan abrazada a nuestros alientos,
nunca se pronuncia.

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domingo, 19 de diciembre de 2010

escribir o vivir.


(Matilde Viegas)



Me pregunto si no escribo para saber si los demás no han hecho o experimentado cosas idénticas, o al contrario, para que les parezca normal experimentarlas. O incluso para que las vivan a su vez, olvidando que algún día las leyeron en alguna parte.

(Annie Ernaux, Pura Pasión)


Escribir para vaciarse. Vaciar las entrañas y el corazón (corazón que se hincha hasta no caber en el pecho de penas y gozos). Risa y lágrima. Escribir como gritar, como beber, como besar, como reír y susurrar palabras al mundo, volcarse sobre el mundo, y a la vez recibir, porque cuando escribo recibo más de lo que entrego, aunque lo entregue todo. Escribir como mentira o confesión, como alivio o remordimiento, escribir: liberarse del problema o tal vez crearlo. Escribir como intento de ver o entender, aunque la realidad no se comprenda, aunque la realidad sea violenta e irracional y la vida entera tiemble en tus manos. Escribir como superación o autoconocimiento. Como línea que dibuja aquello que dejas atrás y eso en lo que devienes. Como arma de poder, pero también doble filo que te vuelve vulnerable, que te ofrece, desnuda, a los dardos de quienes buscas su aceptación. Como búsqueda. Como vivencia. Como fin último y vacío sin ningún propósito ni consecuencia. Y sin embargo, sin la palabra escrita todo parece evaporarse como el perfume ajeno en un vestido viejo.


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viernes, 17 de diciembre de 2010

c'est la peau.

C'est qu'il y a de plus profond dans l'homme, c'est la peau.

(Paul Valéry)


Es el cuerpo, el cuerpo, lo único que nos queda. Lo único que hemos tenido siempre. La poesía de ayer ya no es más la poesía de mañana.


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miércoles, 15 de diciembre de 2010

lo que cuestan las cosas.

Estar vivo siempre parece el precio de algo.

(Julio Cortázar, Rayuela)


Siempre es el precio de algo. De estas ojeras. Pagar con carne. Con la espera impaciente. Con el devenir inesperado. Vivir siempre es el precio. Vivir es no soñar. Es arriesgarse. Es tener miedo. Vivir es morir, perder un poquito de nosotros cada día. No detenerse. Seguir adelante. Tropezar, esperar, levantarse. Volver a caer. Vivir de verdad era vivir con el miedo. Era jugar a las máscaras. Era esperar, esperar sólo hasta que el tiempo se hubiera derramado. Y después, levantarse, volver a empezar. Pagar con la moneda de nuestros ojos. El corazón en la mano. No ser de plástico. Estar vivo siempre parece el precio de algo. Que pagamos con dolor. Con la sensación de pérdida. De no estar completos. De deuda no pagada y siempre pendiente. De estar perdiéndonos algo, quizás.


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domingo, 12 de diciembre de 2010

sábado, 11 de diciembre de 2010

la imperfección.

Un poema de Lèdo Ivo es el amante de un reloj de sol que abandona de puntillas los hostales de la mañana siguiente. La mañana siguiente es lo que iban a decirse aquellos que nunca llegaron a encontrarse, los que aún así se amaron (...) En Cavalo Morto todas las cosas perfectas pertenecen a otro (...)

(Juan Carlos Mestre, Cavalo Morto)


Los muros. El final de las costillas abriendo y cerrándose, batir de alas o pulmones. Ser otra. Ser otra o querer ser otra, o querer salir y transformarse en aire, humo, nada. Mirar tu boca y besar tus manos. Ser poeta o mentirosa. Ser cuentista o soñadora. O no ser nada. O no ser nada y querer llegar a serlo todo, a ser viento, azul, llave. Curva de tu espalda que acarcia al aire. O no ser. O no ser y hacer como que se es. Ser como un libro, cerrado. Seco. Triste. Ser como un libro, callado y susurrante, ser como un libro encharcado de agua. Querer y no hacer, y no poder, y no ser, ser ajena y distinta y otra, sólo entonces, sólo en esos momentos, sólo cuando las luces amarillas han cortado el paso. Porque Cavalo Morto no existe, y los muros están por todas partes.

viernes, 10 de diciembre de 2010

trenes que no vuelven.

Se enfriaba, desvalido, mi pecho,
pero eran ligeros mis pasos.

Me puse en la mano derecha
el guante de la mano izquierda.


(Anna Ajmátova)



El pasado es un lugar
de la memoria que olvidamos,
es piel muerta,
deshojada como
margaritas,
querer o no querer.

La memoria que nunca vuelve,
es la sangre, es la sangre
derramada,
arrojada
sin piedad.
No va a volver.

jueves, 9 de diciembre de 2010

un invierno muy cálido.



(James Whitmore)



Pasé una noche a ti pegado como a un árbol de vida
porque eras suave como el peligro,
como el peligro de vivir de nuevo.


(Leopoldo María Panero)


Odile L'Autremonde es como la poesía: un estallido de vida, de risas, de belleza. Una luchadora incansable que apuesta y siempre gana, porque arriesga. Porque lucha, porque busca incansable todo aquello que los demás pueden ofrecerle, y regala. Regala su tiempo, su cariño, su esperanza. Regala y comparte su bien más preciado: la pureza.


Libérate,

Vence a tu cuerpo

limitado por el tedio.

Quédate atrás,

no lo pienses,

quédate.

No te dejes engañar

por aquellos

que dicen no tener tiempo

para la vida

y déjate querer.

Observa el ángulo

de las sombras

extenderse

hacia la noche

y ven a mí,

libérate,

sé mi religión

pero no mi límite.

Hazme libre,

quédate.


(Odile L'Autremonde)

miércoles, 8 de diciembre de 2010

borrar la fecha, borrar el nombre: queda la marca.


(Ruth Swanson)



Me pareció que las llamas de tus ojos
Volarían conmigo hasta el alba.
No pude entender el color,
De tus ojos extraños.
Todo alrededor palpitaba
Nunca supe si eras mi enemigo, o mi amigo,
Y si ahora era invierno o verano.


(Anna Ajmátova)


Estamos hechos de errores. De errores que palpitan como corazones pequeños en las palmas de nuestras manos. De decisiones con resultados imprevistos, revoloteando como alas de mariposa. De árboles que tienen miedo, y se agitan para asustar a los demás (asustándose a sí mismos). Y ríos que nunca acaban. Y nombres, y aromas. Y juventudes que viajan muertas y peligrosas por la carretera. Mapas de los errores. Los mapas que dibujan, indecisos, los contornos de nuestro cuerpo.


+
(gracias a Odile por la sugerencia musical)

crónica del cuaderno de tapas blandas.

Sin manos para decir nunca
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos


(Alejandra Pizarnik)


Se está desbordando el mundo
y mi corazón.

+

martes, 7 de diciembre de 2010

y no para de llover.

He dado el salto de mí al alba.
He dejado mi cuerpo junto a la luz
y he cantado la tristeza de lo que nace.


(Alejandra Pizarnik)


Nada debemos. Los dioses nos dieron este cuerpo que nosotros no pedimos y malgastamos. Los dioses nos entregaron la manzana, y ahora ya no hay religión. Porque el deseo nos ha secuestrado. Porque el deseo ha convertido nuestros cuerpos en un país extranjero, fronterizo y ajeno al mismo tiempo, invitados incómodo de una casa donde las paredes, a veces, se ciernen demasiado sobre nosotros. El deseo nos destruye: somos su sacrificio. Derriba todo lo conocido hasta ahora, arrastrándolo lejos, destruyéndolo, y nos deja en medio de la nada, desconcertados, teniendo que reconstruir todo otra vez. Entonces clamamos a los dioses. Entonces rezamos, arrepentidos, a sabiendas de que nada sirve. También el deseo se llevó los altares. También el deseo nos dio a nosotros el poder de crear, y el de la destrucción.

lunes, 6 de diciembre de 2010

know how to waltz.


(Simon Gardiner)



Y eso sabiendo que, a la inversa de la vida, nada puedo esperar de la escritura, donde sólo sucede lo que uno pone.

(Annie Ernaux)


Tal vez sea verdad que mi pasado ha muerto. Que existe un punto que aún no conozco donde se produjo el antes y el después, la ruptura, el desdoblamiento. ¿Fue el cambio lo que me hizo cambiar a mí después? ¿O fui yo la que, al cambiar, hizo que todo fuera diferente? No son los diecinueve años. No es el frío templado, ni las luces ebrias. Tal vez aquí sigo siendo extranjera. No frecuento ningún sitio. No puedo hablar de mis lugares favoritos, donde alguien me conozca. Y, de todas formas, al año que viene no viviré aquí. Puede que allí siga siendo vagabunda. Seguramente. Puede que sea nómada para siempre. Y que me guste más así. Ajena. Viajera. Siendo una persona nueva en cada momento y en cada ciudad. El pasado siendo historia, no memoria. No esperar nada, salvo de la escritura: tabla salvadora, recuerdo de la memoria, el deseo, pasado. Traficante del futuro. Allí donde todo es infértil y nada puede crecer. Allí, donde la única pregunta posible es ¿sabes bailar? Pues bailemos.


+

la herida y la memoria.


(Katarína Dubcová)



En el túnel de la Défense, de regreso, pensé: "¿Dónde está mi historia?".

(Annie Ernaux)


Llueve y hace sol. Llueve y hace sol y calor y podría ser primavera pero no es primavera. Es diciembre y la calle está llena de gente, la calle está llena de luces, la calle está llena de calle y de vida. De vida áspera y dura, como la prosa de Annie Ernaux sin traducir (traducida suena más dulce, como en el ejemplar de Pura Pasión que he comprado hoy y que he bebido con un café en una terraza, con abrigo y bufanda). O quizás porque sea un tema menos áspero que el de La Place o La Honte. Me gusta Annie Ernaux porque es directa y no tiene pudores. O porque es visceral y egocéntrica, y no le importa en absoluto serlo. Me gusta, pero no se encuentra entre mis autoras favoritas, porque su memoria es su herida, y me recuerda demasiado a mí. Porque yo quiero escribir desde la herida, pero no desde la memoria. Porque quiero capturar los vaivenes del vivir, los puzzles desencajados con las piezas que nunca encontraremos, las mareas de gente subiendo y bajando por la Gran Vía, la espuma del café en el borde de los labios--capturar la vida, tan imposible de retratar. Tal vez sea incapaz de hacerlo. Tal vez no tenga la osadía de Ernaux para hurgar en la herida, o puede que la memoria sea tan sólo un punto en un mapa, un nombre mundano y distante como cualquier otra ciudad. Puede que la memoria nunca se acabe, que sea como un cuento infinito que vamos escribiendo sobre lo que hemos vivido. Y puede que la herida no se cure nunca. Que sea infinita. Que la herida sea la vida.

sábado, 4 de diciembre de 2010

los seres de tierra.


(Joe Coleman)



Había tierra en ellos y
cavaban.

Cavaban y cavaban y pasaba así
el día y pasaba la noche. No alababan a Dios
que, según les dijeron, quería todo esto,
que, según les dijeron, sabía todo esto.

Cavaban y nada más oían;
y no se hicieron sabios ni inventaron un canto
ni imaginaron un lenguaje nuevo.
Cavaban.

Oh, tú cavas y yo cavo, yo me cavo hacia ti,
(...)


(Paul Celan)


Cavar y buscar. Pero ellos nunca buscaban. Ellos apenas. Cavar, avanzando a ciegas por la vida. Yo busco, busco y me hundo. Busco la superficie. Los cuentos que me contaste en la palma de mi mano. Cavar y buscar. Es difícil. Es estar perdido. Es creer, en ocasiones, ser una de ellos. Cavar y buscar. Porque estamos llenos de tierra. Porque estamos llenos de tierra y somos sucios, y hermosos, y complicados. Cavar y no saber adónde vas. Cavar y, de vez en cuando, encontrar.

viernes, 3 de diciembre de 2010

silencio, o algo parecido.



(Mutsumi Makino)



Mientras la lluvia de tus dedos cae,
mientras la lluvia de tus huesos cae,
mientras tu médula y tu risa caen,
vienes volando.


(Pablo Neruda)


Y cómo decir todo lo que nos queremos decir
sin usar las palabras.

Quizás no haga falta.

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jueves, 2 de diciembre de 2010

desconocer.



(Mary Robinson)



Yo no era más que aquello que tú
con la mano acariciabas,
allí donde en noche de pavor,
cerrada, la frente reclinabas.


(Joseph Brodsky)


No entender, desconocer. No saber, ni comprender. No pensar, vivir. Son todos aquellos matices que, a veces, se me escapan de la literatura y se pierden en la noche tan callada. Yo siempre me equivoco. Yo no no puedo predecir el futuro, ni siquiera el presente, ni siquiera lo que va a pasar al minuto siguiente. Por fortuna o por desgracia.

Ya estamos en diciembre, ya estamos en diciembre y el frío aún no ha llegado a mi garganta.

somos de barro y frío.

Me han publicado un cuento en el número 8 de Retratos Magazine en homenaje a Miguel Hernández:

Somos de barro y frío

Fotografías de Mercedes F. Laguna.